¿Quién soy?
¿Hacia donde voy?
¿Qué quiere Dios de mí?
¿Cómo puedo ser feliz?
Actualmente, las familias hemos
perdido completamente la visión del camino de la salvación y hemos aceptado el
camino ilusorio que el mundo ha mostrado; nos hemos olvidado de dar la mano de
Cristo y hacer la voluntad de Dios.
Lo acelerado de nuestras vidas,
las preocupaciones terrenas nos dejan sin tiempo para formar la fe en nuestros
hijos o en nosotros mismos.
Y ahora vivimos como si Dios no
existiera o no nos hiciera falta y con ello vivimos en una sociedad que refleja
la falta de presencia de Dios en nuestras vidas; cuántos padres de familia
vemos hoy por hoy, con tristeza que nuestros hijos o nosotros mismos, no
llevamos la vida que esperábamos, no hemos encontrado nuestro motivo o
finalidad de nuestra presencia en la tierra y no porque no seamos personas
buenas o porque Dios nos haya hecho malos, sino que es porque no vivimos de
acuerdo al plan de Dios, porque de niños no nos enseñaron que Dios tiene un plan
personal para cada uno de nosotros y vemos con tristeza cómo nuestros intentos
para ser felices son vanos y estériles ya que la felicidad plena nos viene de
parte de Dios.
¡LA SOLUCIÓN!
Los papás hemos de tener presente
que tanto nosotros como nuestros hijos, al recibir los sacramentos del Bautismo
y Confirmación, nos hicimos miembros de la Iglesia a la que hemos de servir
descubriendo la voluntad de Dios que nos llama a vivir una vocación específica.
Dios pone a nuestro alcance este
maravilloso ministerio de vocaciones y no se trata sólo de meterte de sacerdote
o misionero, se trata de descubrir el plan maravilloso que Dios tiene preparado
para cada uno de nosotros.
Se trata de ir descubriendo y
explorando de la mano de Dios y paso a paso todas las potencias y armas que
Dios en su infinita bondad ha puesto como dones y carismas en nuestras almas,
para alcanzar la plenitud de nuestras vidas.
Se trata de redirigir nuestra
mirada hacia el camino que conduce a la vida eterna, ya sea como Ministro
Ordenado, Religioso, Laico o Padre de familia.
Se trata de realizar la vida con
las metas y finalidades que Dios quiere para nosotros y así alcanzar la
verdadera felicidad en esta vida prolongarla para la siguiente
Porque yo conozco muy bien los
planes que tengo proyectados sobre ustedes – Oráculo del Señor -: son planes de
prosperidad y no de desgracia, para asegurarles un porvenir y una esperanza. Jr.
29, 11.
Y mi Dios proveerá a todas
vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
Fil. 4, 19.
¿CÓMO PUEDO DESCUBRIR MI
VOCACIÓN?
·
La vocación no es algo evidente como la luz
cegadora. No puedes pretender una seguridad absoluta, la vocación es como una
aventura, algo que lleva riesgo.
·
La vocación es como un enamoramiento, donde
todas las cosas que te rodean, que vives, que ves, que sientes son
interpretadas desde el Amor, sólo Dios y sus signos serán tu única seguridad.
·
Dios te llama por medio de las urgencias del
mundo, de esas necesidades que el hombre de hoy tiene. Entonces tendrás que
salir de tus propios intereses para buscar los intereses de Dios.
·
La vocación en tu vida es poner en juego todo lo
que tienes y lo que eres, no se puede restringir a “tiempos libres”; la
vocación implica toda tu persona.
·
Como conclusión, para descubrir tu vocación, es
necesario iniciar un camino donde te sensibilizarás ante el llamado de Dios, es
decir; escucharás su voz y después responderás.
“No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también
en mí.”
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al padre
sino por mí.”
Jn. 14, 1 y 6.
¿QUIEN PUEDE INTEGRARSE?
Las niñas y niños de 10 a 15 años
que hayan terminado su Primera Comunión y quieran ser parte de esta pastoral y
a través de temas, dinámicas y reflexión de la palabra de Dios ir descubriendo
cual es su vocación cristiana.
Yahvé entró y se paró y llamó
como las otras veces; Samuel, Samuel, este respondió, habla Yahvé que tu siervo
escucha. 1 Sam 3, 10.
Informes:
Rayito, teléfono:
199-11-45.